lunes, 15 de septiembre de 2014


COLOMBIA, EL PAÍS DE  LA IMPUNIDAD

Los falsos positivos, una práctica realizada aproximadamente desde la década del 40 durante el conflicto entre los liberales y conservadores y así a lo largo del siglo se han suplantado asesinatos en beneficio de las entidades gubernamentales que al verse desesperados por mostrar resultados ante los altos mandos militares y el país, deciden optar por esta terrible práctica.

Uno de los múltiples hechos de falsos positivos ocurrió en  septiembre de 2008 once restos de jóvenes de desaparecidos del municipio de Soacha (Cundinamarca), que tenían entre 16 y 25 años, aparecen en Ocaña (Norte de Santander) como supuestos guerrilleros muertos en combates con el Ejército Nacional. El país conocía uno de los más aterradores escándalos de corrupción militar. El hecho recordó que distintas ONG’s ya habían realizado debido al incremento de ejecuciones extra judiciales “falsos positivos”

El expresidente Álvaro Uribe en un principio negaba que el ejército suplantara guerrilleros, pero ante la presión de los medios de comunicación y  familiares de las víctimas, hicieron que la prensa internacional pusieran los ojos sobre el gobierno Colombiano y la fuerza pública. Muchos  soldados, diplomáticos, comandantes y generales fueron investigados por la procuraduría dando como resultado múltiples encarcelaciones, destituciones y abrieron nuevas investigaciones en contra de políticos  y sus familiares entre ellos el ministro de defensa de aquel gobierno Juan Manuel Santos.

“El 5 de julio del 2009, Uribe pidió públicamente perdón a las víctimas de la violencia (entre ellos, claro, los falsos positivos). Si su petición fue genuina, creía en cierto grado de responsabilidad de su parte. Por lo tanto, se contradice a sí mismo: dice que no tiene responsabilidad moral en los falsos positivos, pero al mismo tiempo, al pedir perdón, acepta implícitamente que la tiene.” Ángel Ribera


Es indiscutible que las órdenes venían desde la casa de Nariño y que todo estaba planeado, los atropellos de una fuerza pública que se supone que debe proteger al pueblo colombiano de los intereses de quienes quieren atentar contra estos y de políticos ineptos que no saben dirigir un país sino su avaricia por poder y dinero los ha llevado a ser los causantes del sufrimiento de estas madres humildes y los cómplices de la  muertes de  decenas de jóvenes que buscando un mejor futuro fueron engañados y asesinados por el ejercito nacional.